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¿Estamos listos para el riesgo geopolítico?

Magdalena Cadagua
Analista de Iberglobal 

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El proceso de desglobalización obliga a integrar al riesgo geopolítico en el nuevo proceso de toma de decisiones empresariales. ¿Está el sistema económico español en condiciones de proporcionar a los empresarios valoraciones en materia de riesgo geopolítico?

La decisión empresarial es compleja, pues a la diversidad de variables hay que añadir el muy diferente grado de flexibilidad de cada una de ellas. Así, no es lo mismo tomar decisiones con respecto a la política de promoción que, por ejemplo, hacerlo con respecto a la política de personal.

Pero, con todas sus complejidades, la decisión empresarial se sustancia en seleccionar la combinación riesgo-rentabilidad que se considera más adecuada: a mayor riesgo, mayor rentabilidad y a mayor rentabilidad, mayor riesgo. Pero este binomio, que puede parecer tan indisoluble y equilibrado, no siempre lo ha sido, primando una variable sobre la otra. Hoy, parecería que la balanza se inclina hacia el riesgo como variable determinante de las decisiones empresariales.

Pero la variable riesgo tropieza con una clara desventaja ventaja frente a la de rentabilidad. Esta es fácilmente medible y se concreta en un número directamente observable en el último reglón de la cuenta de resultados. Por el contrario, no hay un solo riesgo que afecta a la decisión empresarial sino muchos y muy diversos, desde el riesgo de tipo de cambio hasta el riesgo comercial de impago por un cliente, desde el riesgo de cadena de suministro al riesgo de obsolescencia tecnológica. A su vez, la relevancia relativa de estos riesgos empresariales ha variado en el tiempo. 

Así, en la consideración de los analistas, está ganando un enorme protagonismo lo que ha venido a llamarse el riesgo geopolítico y no deja de ser lógico, pues es un riesgo que aparece en dos circunstancias muy particulares, casi excepcionales:

  1. El alto grado de internacionalización que, al albur de la globalización, han alcanzado las operaciones empresariales tanto comerciales como de inversión directa.
  1. El proceso de deterioro y desarticulación que está experimentando dicho proceso de globalización.

De esta manera, lo que antes se consideraba un activo de la empresa, su nivel de internacionalización, hoy pasa a considerarse como un factor de indeterminación que actúa sobre los flujos futuros de rentabilidad y, en consecuencia, es un riesgo.

Ante esto, las empresas están reaccionando, en grandes líneas, de dos maneras. En primer lugar, sometiendo sus decisiones de internacionalización a un análisis crecientemente riguroso. En segundo lugar, incorporando, ya sea interna o externamente, a estos procesos de decisión a especialistas en este campo.

Esta tendencia, cada vez más evidente en el caso de las grandes empresas, pronto se extenderá al de las pequeñas, donde el tamaño mismo imposibilita cualquier mutualización o compensación de riesgos.

En este sentido, es necesario preguntarse si, desde el punto de vista de la oferta tanto pública como privada, el sistema económico español está en condiciones de proporcionar a los empresarios valoraciones en materia de riesgo geopolítico. Un muy somero análisis de nuestro panorama académico, funcionarial y de sociedad civil, esto es, “think tanks” independientes y especializados invitaría a ser pesimista.